Cómo adoptar perros en México y darles una segunda oportunidad
Adoptar un perro no es solo llevar un animalito a casa, es cambiarle la vida para siempre. En México, donde la situación de los perros callejeros y en abandono sigue siendo un tema fuerte, la adopción es un acto de amor que impacta tanto al lomito como a la persona que lo recibe. Cada perro rescatado tiene detrás una historia de lucha, abandono, supervivencia y, muchas veces, tristeza. Pero también tiene una enorme capacidad de dar cariño, lealtad y alegría a quien le abra su hogar.
Hoy quiero contarte cómo funciona el proceso de adopción en México, qué implica realmente rescatar, cuáles son los pasos para adoptar de manera responsable, y por qué cada uno de nosotros puede ser parte del cambio. No se trata de romantizar, sino de ver con ojos claros lo que significa abrirle la puerta de tu vida a un perro rescatado.
El panorama de los perros en México
México es uno de los países con más perros en situación de calle en América Latina. Se estima que hay más de 25 millones de perros, y lamentablemente, casi la mitad de ellos viven en abandono o sin hogar fijo. Esto sucede por varias razones: falta de cultura de esterilización, compras impulsivas de mascotas, abandono por problemas económicos o cambios de vida, y también porque todavía existe la idea equivocada de que los animales son objetos que se pueden descartar.
Los refugios, asociaciones civiles y rescatistas independientes hacen lo que pueden, pero la realidad es que los espacios están saturados. Muchos de ellos funcionan con donaciones y trabajo voluntario. Y aunque hacen una labor increíble, no siempre hay suficientes recursos para cubrir alimentos, vacunas, esterilización o atención médica.
En este contexto, la adopción responsable no es un lujo: es una necesidad urgente. Cada perro que se adopta abre espacio para que otro sea rescatado, y eso multiplica el impacto.

¿Por qué adoptar y no comprar?
Adoptar es un acto que cambia vidas. Comprar un perro de criadero o a través de redes sociales alimenta una industria que muchas veces no garantiza bienestar animal. Existen criaderos responsables, claro, pero la mayoría no lo son. Muchos perritos son explotados para reproducción y las condiciones en que viven las madres son muy duras.
Cuando adoptas:
Le das un hogar a un perro que lo necesita.
Rompes con el ciclo de abandono.
No fomentas el negocio de la cría indiscriminada.
Te llevas un compañero agradecido que suele ser el más leal del mundo.
En México se escucha mucho la frase: “El que adopta, adopta amor”. Y sí, aunque suene cursi, es real. Los perros rescatados saben lo que es sufrir y, de alguna manera, su forma de amar es aún más fuerte.
“Adoptar un perro no cambia el mundo, pero sí cambia el mundo entero de ese perro… y el tuyo también.”
El proceso de adopción en México
Aunque depende del refugio o asociación, hay pasos comunes que suelen seguirse para garantizar que el perro llegue a un hogar responsable.
Solicitud de adopción
Se llena un formulario con datos básicos: dónde vives, qué espacio tienes, si ya hay otros animales, cómo planeas cuidar al perro.
Aquí no se trata de “juzgarte”, sino de asegurarse de que el lomito tendrá un buen lugar donde vivir.
Entrevista o visita domiciliaria
Algunos refugios hacen una visita previa para ver dónde vivirá el perro.
Buscan comprobar que haya espacio suficiente y un entorno seguro (sin riesgos de fuga o maltrato).
Cuota de recuperación
No es que “te vendan” al perro. La mayoría de refugios pide una pequeña cuota para cubrir gastos de vacunas, esterilización y desparasitación.
Esa cuota suele ser mucho menor que lo que cuesta comprar un cachorro en un criadero.
Periodo de adaptación
El perro llega a tu casa y empieza el proceso de adaptación. Al principio puede haber miedo, ansiedad o incluso problemas de conducta.
Aquí la paciencia es clave. Muchos de ellos nunca han tenido una cama, un plato de comida fijo o un techo seguro.
Seguimiento
Algunos refugios dan seguimiento durante semanas o meses para confirmar que el lomito está bien cuidado y feliz.
Lo que nadie te dice de adoptar un perro
Adoptar un perro no es como en las películas: no siempre será perfecto desde el primer día. Y eso está bien.
Algunos perros rescatados llegan con traumas: miedo a los hombres, a los ruidos fuertes, a quedarse solos.
Puede que al inicio no quieran comer, no sepan caminar con correa o tengan accidentes dentro de casa.
Es normal que necesiten tiempo para confiar, porque muchos vienen de experiencias muy duras.
La paciencia, el cariño y la constancia son las llaves para transformar esa inseguridad en amor. El proceso puede ser desafiante, pero la recompensa es enorme: ver cómo un perro que llegó temblando de miedo se convierte en el más feliz de la familia.
El papel de la esterilización
Un tema muy importante en la adopción es la esterilización. Muchos refugios entregan a los perros ya esterilizados, pero cuando no es posible por edad o salud, se firma un compromiso de hacerlo más adelante.
La esterilización es fundamental porque evita que más perros nazcan para terminar en la calle. No es un tema de “capricho”, sino de responsabilidad social. Cada camada no planeada aumenta el problema de sobrepoblación.
Cómo apoyar si no puedes adoptar
Adoptar no es la única manera de ayudar. Tal vez por tiempo, espacio o situación personal no puedas llevar a un perro a tu casa, pero hay muchas formas de involucrarte:
Apadrinar: cubres los gastos de comida o salud de un perro en un refugio.
Donar: croquetas, medicinas, cobijas, casas de perro, dinero. Todo suma.
Ser hogar temporal: recibes a un perro mientras se encuentra a su adoptante definitivo.
Voluntariado: ayudar a pasear, bañar o socializar perros en refugios.
Difundir en redes: muchas adopciones se logran porque alguien compartió una publicación.